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Yo, Robot

  • Por Soy502
30 de enero de 2018, 17:55
Felipe Alejos asegura que sufre persecución política y niega operar a favor de los acusados de corrupción. (Foto: Tomada de YouTube)

Felipe Alejos asegura que sufre persecución política y niega operar a favor de los acusados de corrupción. (Foto: Tomada de YouTube)

El robot viene programado con el discurso del “Golpe de Estado”, muy al estilo Baldetti. Parecen haberle instalado el software hace poco pues al buscar declaraciones del diputado Felipe Alejos, se puede constatar que nunca había mencionado el complot político con contundencia antes del domingo 28 de enero.

Un robot con aspiraciones a netbot, repitiendo al pie de la letra el discurso que decenas de cuentas de Twitter con larguísimos número al final del usuario y de reciente creación llevan recitando meses.

 

 

De la noche a la mañana, casualmente después de que haya un caso en su contra, aparece diciendo cosas de tamaña gravedad en televisión nacional.

“¿Quién es este tipo?”, debieron pensar la mayoría de televidentes. Primera vez que muchísimos le oyen hablar y la introducción es victimizarse frente a lo que ha sido una muy popular lucha contra la corrupción.

El tema es también el cómo. Felipe Alejos, dicen, es un tipo encantador e inteligente. Habilidad ha demostrado así como capacidad de negociación. Seguro, bien trabajado, tendría madera de buen orador, de auténtico político.

Sin embargo la presteza y mala asesoría acabó en movimientos robóticos, absurdas subidas en el tono de voz aparentando firmeza y cómicas pausas que no ayudan a su causa.

Algunas otras preguntas quedan en el aire que ahondan en minar su credibilidad ¿De dónde sacó el dinero Felipe Alejos para pagar casi cinco minutos de espacio televisivo en los canales abiertos?

Si no los pagó ¿fue una concesión de Ángel González, curiosamente también cuestionado por CICIG?

El discurso de Alejos tiene el mismo tipo de fortaleza que sus alianzas. La Corte de Constitucionalidad, que claramente está inclinada del lado del boque proCICIG, botó la Junta Directiva del Congreso. A votar otra vez, en una circunstancia distinta.

Está por ver el proceso de negociación pero Alejos ahora se sienta a la mesa con una recién adquirida anemia. El estar cuestionado por CICIG debilita su capacidad de cumplir con lo negociado, de articular.

Ante la eventualidad de que acabe en unos meses en prisión, lo prometido a los demás diputados podría no ser deuda y eso pesa.

Lo dijimos en esta columna: lo que tenía que hacer el bloque antiCICIG era arriesgado y lo debía hacer en muy poco tiempo.

Prueba de ello es la metida de pata en la formación de la planilla de esa Junta Directiva. Aunque  creo que el robótico discurso de Alejos, de la nada, sin base social ni capacidad de persuasión, sin conocimiento de marca y con un mensaje impopular, es incluso más ilustrativo.

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